"Sin tierra, solo nos espera el hambre"
lavaca.org
Ciento cincuenta personas se sentaron este miércoles a la noche en el aula 108 de la Facultad de Filosofía [de Buenos Aires]. Se emocionaron, se indignaron y prometieron movilizarse. Representantes de las comunidades kolla-guaraní y ava-guaraní de Orán, Salta, contaron cómo fueron despojados de sus tierras ancestrales por la multinacional Seabord en complicididad con la justicia y los gobiernos provincial y nacional, que ignoran sus reclamos. Por eso, convocaron a una conferencia de prensa-escrache para el martes 13, a las 16 horas, en la puerta de la empresa, Alem 986.
Invitados por el Programa de Extensión Universitaria de Investigación y Capacitación en Comunidades Indígenas de Filosofía y Letras, Estela y Mario Miranda de la comunidad Kolla- Guaraní de Río Blanco y Silvia Cañanima, de los Ava-Guaraníes de El Tabacal expusieron en un aula cargada de simbolismos: mientras que en las paredes tiene estampados los nombres de los alumnos desaparecidos durante la última dictadura militar, en la puerta cuelga una placa que recuerda a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, los piqueteros asesinados por la policía bonaerense en el Puente Pueyrredón.
El encuentro se abrió con la proyección de un video que mostraba a un juez de paz desalojando con métodos nada pacíficos a 70 familias kollas de sus tierras en la zona de Río Blanco, el pasado 2 de marzo. El hombre agitaba una orden de desalojo que la Defensoría del Pueblo de la Nación consideró "un error judicial grosero". A un costado de un camino de tierra, se apilaban los muebles de los aborígenes que lloraban delante de cámara y decían casi sin modular: "No tengo donde ir".
Cañanima fue la primera en exponer: "Nos unimos en una misma causa para exigir al gobierno y denunciar a Seabord para que nos devuelvan nuestras tierras. Estamos cansados de las persecuciones y las amenazas a nuestras familias. Para nosotros no es fácil estar acá mientras ellos están allá". Después recordó el desalojo de setiembre, ejecutado sin orden judicial alguna. "Había mujeres embarazadas, niños que fueron golpeados y empujados a punta de armas. Hubo tiros para atemorizar. Hasta los chicos fueron detenidos". También relató la posterior peregrinación a Buenos Aires, mitad a pie, mitad en micro, para entrevistarse con la ministro de Desarrollo Social Alicia Kirchner. "No cumplió con su palabra", acotó. Terminó pronunciando una proclama: "No nos vamos a dejar vencer. Si es necesario derramar sangre, derramaremos sangre".
"Estamos acá para pedir justicia", se presentó Estela Miranda y agregó: "Estamos hartos de las mentiras, llevamos dos semanas aquí. El INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) nos pertenece y, sin embargo, nos miente. Nos dice que nos volvamos a Salta, que está todo solucionado y no es así". Miranda -que llevaba 25 años viviendo en Río Blanco- relató a continuación como la policía que custodia el predio de donde fueron desalojados se llevó sus cosechas y cómo dejaron a sus animales morirse de hambre. "Nuestros hijos no tienen para comer y ellos se llevan nuestras cosechas ¿Eso es justicia?", preguntó con la voz anudada y le robó más de una lágrima a su auditorio. Enseguida llevó la situación al absurdo, cuando comentó que la misma jueza que obligó a los niños de la comunidad a dormir a la vera de la ruta tiene el cargo de defensora de la niñez en Orán.
Mario Miranda propuso armar una red solidaria entre todas las comunidades para defender los derechos de la tierra. "Sin ella -señaló- no tendremos futuro, sólo hambre, pobreza y desnutrición. Basta de violencia, de desalojos, de despidos. No tenemos que esperar nada más de estas empresas, creemos nuestros propios puestos de trabajo".
En un momento donde toda la sociedad porteña debate el tema de la seguridad, Mario presentó otro punto de vista del asunto: "Nosotros pedimos otra seguridad a los políticos, que nos están eliminando, nos matan, nos someten a la pobreza. Las grandes empresas vienen a sacarle la riqueza a nuestra tierra, que en poco tiempo quedará calcinada. Nosotros la trabajamos de otra manera, sin químicos, la protegemos". Antes de terminar, explicó las armas que utiliza la dirigencia local para dividir a la comunidad: Ven a una persona que lucha por sus derechos y les ofrecen cien pesos para que se deje de molestar". Cañanima tomó el micrófono para señalar cómo cunde esta metodología: Nuestro ex cacique y nuestro ex secretario nos traicionaron".
Cañanima siguió con la palabra. Informó que la semana pasada fue detenido con fines puramente intimidatorios Pablo Badana, periodista de Indymedia, junto a Horacio Guzmán, miembro de la comunidad Ava Guaraní. Finalmente, convocó para una conferencia de prensa para el martes 13 a las 16 horas en Alem 986, la sede de Seabord, la multinacional productora de azúcar Chango que desalojó a ambas comunidades. Cuando llegó el turno de la intervención del público, Martín Leguizamón, hijo del Cuchi y director del programa de Investigación y Capacitación en Comunidades Indígenas, recordó que la misma corporación había desalojado ya a la comunidad Tiku Naku, como para que quedara en claro que se trataba de una política empresarial. Y un representante de la Asamblea del Pueblo Guaraní Boliviano aseguró que lo que aquí se denunciaba resultaba especular con la realidad boliviana.
Antes de finalizar, los indígenas hicieron una breve síntesis de la historia argentina de Seabord, la empresa que ocupa las 5000 hectáreas que reclaman los Ava y las 550 que exigen los Kollas.
Recordaron que estas tierras pertenecían a Robustiano Patrón Costa y que tras declararse en quiebra en la década del 90, el Estado se hizo cargo de su paquete accionario. En 1996, el gobierno decidió venderle esas acciones la corporación norteamericana. "Lo extraño - explicaron- es que desde entonces la empresa da pérdida. Sólo se explica por un juego de leyes nacionales y norteamericanas que permiten eludir impuestos".
El último anuncio estuvo relacionado con la gorra que se pasó mientras duró la charla. Se recaudaron 181,40 pesos. Quien quiera aportar más o llevar algún alimento, puede hacerlo el martes a las 16, en Alem al 900, frente a las oficinas de Seaboard, la multinacional que los robó el sustento.
Ciento cincuenta personas se sentaron este miércoles a la noche en el aula 108 de la Facultad de Filosofía [de Buenos Aires]. Se emocionaron, se indignaron y prometieron movilizarse. Representantes de las comunidades kolla-guaraní y ava-guaraní de Orán, Salta, contaron cómo fueron despojados de sus tierras ancestrales por la multinacional Seabord en complicididad con la justicia y los gobiernos provincial y nacional, que ignoran sus reclamos. Por eso, convocaron a una conferencia de prensa-escrache para el martes 13, a las 16 horas, en la puerta de la empresa, Alem 986.
Invitados por el Programa de Extensión Universitaria de Investigación y Capacitación en Comunidades Indígenas de Filosofía y Letras, Estela y Mario Miranda de la comunidad Kolla- Guaraní de Río Blanco y Silvia Cañanima, de los Ava-Guaraníes de El Tabacal expusieron en un aula cargada de simbolismos: mientras que en las paredes tiene estampados los nombres de los alumnos desaparecidos durante la última dictadura militar, en la puerta cuelga una placa que recuerda a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, los piqueteros asesinados por la policía bonaerense en el Puente Pueyrredón.
El encuentro se abrió con la proyección de un video que mostraba a un juez de paz desalojando con métodos nada pacíficos a 70 familias kollas de sus tierras en la zona de Río Blanco, el pasado 2 de marzo. El hombre agitaba una orden de desalojo que la Defensoría del Pueblo de la Nación consideró "un error judicial grosero". A un costado de un camino de tierra, se apilaban los muebles de los aborígenes que lloraban delante de cámara y decían casi sin modular: "No tengo donde ir".
Cañanima fue la primera en exponer: "Nos unimos en una misma causa para exigir al gobierno y denunciar a Seabord para que nos devuelvan nuestras tierras. Estamos cansados de las persecuciones y las amenazas a nuestras familias. Para nosotros no es fácil estar acá mientras ellos están allá". Después recordó el desalojo de setiembre, ejecutado sin orden judicial alguna. "Había mujeres embarazadas, niños que fueron golpeados y empujados a punta de armas. Hubo tiros para atemorizar. Hasta los chicos fueron detenidos". También relató la posterior peregrinación a Buenos Aires, mitad a pie, mitad en micro, para entrevistarse con la ministro de Desarrollo Social Alicia Kirchner. "No cumplió con su palabra", acotó. Terminó pronunciando una proclama: "No nos vamos a dejar vencer. Si es necesario derramar sangre, derramaremos sangre".
"Estamos acá para pedir justicia", se presentó Estela Miranda y agregó: "Estamos hartos de las mentiras, llevamos dos semanas aquí. El INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) nos pertenece y, sin embargo, nos miente. Nos dice que nos volvamos a Salta, que está todo solucionado y no es así". Miranda -que llevaba 25 años viviendo en Río Blanco- relató a continuación como la policía que custodia el predio de donde fueron desalojados se llevó sus cosechas y cómo dejaron a sus animales morirse de hambre. "Nuestros hijos no tienen para comer y ellos se llevan nuestras cosechas ¿Eso es justicia?", preguntó con la voz anudada y le robó más de una lágrima a su auditorio. Enseguida llevó la situación al absurdo, cuando comentó que la misma jueza que obligó a los niños de la comunidad a dormir a la vera de la ruta tiene el cargo de defensora de la niñez en Orán.
Mario Miranda propuso armar una red solidaria entre todas las comunidades para defender los derechos de la tierra. "Sin ella -señaló- no tendremos futuro, sólo hambre, pobreza y desnutrición. Basta de violencia, de desalojos, de despidos. No tenemos que esperar nada más de estas empresas, creemos nuestros propios puestos de trabajo".
En un momento donde toda la sociedad porteña debate el tema de la seguridad, Mario presentó otro punto de vista del asunto: "Nosotros pedimos otra seguridad a los políticos, que nos están eliminando, nos matan, nos someten a la pobreza. Las grandes empresas vienen a sacarle la riqueza a nuestra tierra, que en poco tiempo quedará calcinada. Nosotros la trabajamos de otra manera, sin químicos, la protegemos". Antes de terminar, explicó las armas que utiliza la dirigencia local para dividir a la comunidad: Ven a una persona que lucha por sus derechos y les ofrecen cien pesos para que se deje de molestar". Cañanima tomó el micrófono para señalar cómo cunde esta metodología: Nuestro ex cacique y nuestro ex secretario nos traicionaron".
Cañanima siguió con la palabra. Informó que la semana pasada fue detenido con fines puramente intimidatorios Pablo Badana, periodista de Indymedia, junto a Horacio Guzmán, miembro de la comunidad Ava Guaraní. Finalmente, convocó para una conferencia de prensa para el martes 13 a las 16 horas en Alem 986, la sede de Seabord, la multinacional productora de azúcar Chango que desalojó a ambas comunidades. Cuando llegó el turno de la intervención del público, Martín Leguizamón, hijo del Cuchi y director del programa de Investigación y Capacitación en Comunidades Indígenas, recordó que la misma corporación había desalojado ya a la comunidad Tiku Naku, como para que quedara en claro que se trataba de una política empresarial. Y un representante de la Asamblea del Pueblo Guaraní Boliviano aseguró que lo que aquí se denunciaba resultaba especular con la realidad boliviana.
Antes de finalizar, los indígenas hicieron una breve síntesis de la historia argentina de Seabord, la empresa que ocupa las 5000 hectáreas que reclaman los Ava y las 550 que exigen los Kollas.
Recordaron que estas tierras pertenecían a Robustiano Patrón Costa y que tras declararse en quiebra en la década del 90, el Estado se hizo cargo de su paquete accionario. En 1996, el gobierno decidió venderle esas acciones la corporación norteamericana. "Lo extraño - explicaron- es que desde entonces la empresa da pérdida. Sólo se explica por un juego de leyes nacionales y norteamericanas que permiten eludir impuestos".
El último anuncio estuvo relacionado con la gorra que se pasó mientras duró la charla. Se recaudaron 181,40 pesos. Quien quiera aportar más o llevar algún alimento, puede hacerlo el martes a las 16, en Alem al 900, frente a las oficinas de Seaboard, la multinacional que los robó el sustento.
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